Yo no quiero hablar de ti, no quiero hablar de ti, no quiero hablar de ti.

martes, 19 de noviembre de 2013

No eramos nada.

Vagamos mucho tiempo en la intermitencia de un amor adolescente sin frutos, nos movimos en circulos continuos sin mucho espacio a seguir otra linea.
El aire estaba poseido de traicion y las caricias se sentian como una dolorosa tortura azul cielo.
De masoquistas nos gustaba respirar la misma sensacion de locura y vivir al maximo ese sentimiento expresado como amor que en nuestro idioma personal se resumia en un sin fin de eventos fallidos que solo terminaban con mi delineador corrido y una seguidilla de multiples explicaciones que solo acababan en gritos y mas gritos.
Y aun asi luego de lavar mi cara la unica accion automatica era buscarte otra vez y al solo correr a la esquina te veia venir en mi direccion para buscar más de esta adictiva relacion fallida, nadie lo entendia.
La atmosfera se pintaba de un rojo pasion y cualquier espectador se creeria que entre nuestras miradas la chispa de amor y deseo eran las que se tomaban por completo la escena pero eso no era asi, existia un gusto culpable por lastimarnos mutuamente y de esa misma forma sentir.
¿A donde ibamos a parar? No eramos nada bien estipulado, nada que siguiera un orden o una estructura. Jugabamos a creernos dueños del mundo, de nuestros corazones, de nuestras acciones y lo peor, nos creiamos dueños del corazon del otro.
Y esto solo se volvio en un vaiven doloroso que se camuflaba con la adrenalina de volverlo a intentar una y otra vez para encontrar distintos finales a nuestras torpes necesidades.
No entendiamos que solo nos gustaba la sensacion del momento y el dolor a flor de piel que se activaba al momento de pelear, no nos gustabamos, no nos amabamos, no eramos absolutamente nada más que complices de un arriesgado juego donde los unicos dos jugadores perdian a la par constantemente.