Yo no quiero hablar de ti, no quiero hablar de ti, no quiero hablar de ti.

viernes, 24 de abril de 2015

Loca suerte.

Es mejor esto a que me quede con la mano tendida esperando a que sea atrapada, o no se. Prefiero esto a que tu felicidad dependiera de mis estados emocionales tan cambiantes, sin rumbo, sin destino. No eras digno de recibí tales tratos, no necesitabas llenarte la existencia con mis ocurrencias y mis desaires, no permitiría que fueras tu quien sostuvieras los tornillos que mi cabeza regaba por toda la habitación. Tampoco podía ser yo un ser cuerdo que pudiera mostrarte la seguridad que merecías obtener después de tanto esfuerzo. Fueron varios meses de batallas campales, de locuras extremas, de extrañarse, de buscarse, odiarse e incluso amarse profundamente.
Pero entre buscarme entre mis pensamientos ajenos a encontrarme en esta realidad tan distorsionada a lo que yo encontraría como algo normal no encuentro absolutamente nada mas que la misma decisión dolorosa y sin fundamentos tan cuerdos.
Aunque así me gustaba ser contigo, loca, enojada, pesimista y optimista, mostrate lo peor pero darte lo mejor siempre. Vivías en la inconstancia de mis palabras y respirabas mis aires de lejanía, sin tiempo, cambiante, casi inmóvil buscándote, quizás nunca encontrándote por mi cuenta pero si lograbas llegar a mi.
Creo que corrí más rápido de lo que yo misma podía creer que lo haría y salí, me deje caer por el balcón y mis alas no se abrieron, no salí volando, no salí ilesa, aterrizar directo contra el frío suelo fue una de las peores cosas, porque entendí que no quería seguir estando en este papel extraño donde fingía no amarte pero en realidad mis células te buscaban casi por arte de magia.
Y aun asi mi orgullo monstruoso no me va a permitir emitir mas palabras hacia ti, te tomo y te lanzo a un armario oscuro donde oculta cosas que ya no quiere ver nunca mas, donde todo se llena de polvo y jamas vuelve a la vida, pero tengo una maldita loca fe en ti que creo que de ahi resucitaras y vendrás por mi como fantasmas de otras vidas, como reencarnaciones de la felicidad plena que pude sentir al tenerte y no aprovecharme de eso. Y deseo ¡Dios! como deseo que estés aquí una vez más, procurando bajar mis brazos para no herirte y de callar la voz para que no oigas nada indebido, no deseo más nada ahora que encontrarte de nuevo vagando por las calles de mi fría mente, de mi loca imaginación, y que te encuentres al alcance de mis pequeñas y dolorosas manos, búscame.