Yo no quiero hablar de ti, no quiero hablar de ti, no quiero hablar de ti.

domingo, 27 de abril de 2014

Romántica.

Quiero escuchar la risa mas loca y fuerte al estar contigo, perderme caminando y enredarme con mis propios pies y palabras convirtiéndome en un desastre del cual tú estés dispuesto a arreglar. Hay nubes en el cielo que se alegran al vernos pasar y el sol no deja de brillar para que todos los colores de esto como nunca antes sean los más brillantes.
Esas miradas al futuro, esos pasadizos secretos a mis pensamientos ocultos, estas consiguiendo cada una de las oportunidades para conocerme en lo más profundo, quizás haciéndome confundir con lo que yo misma pensaba y conocía de mí.
Es distinto así, todo el diferente si estas aquí conmigo. La calle tan simple y normal puede ser un escenario perfecto para vernos tal y como una pareja cursi de una torpe, romántica y en exceso cliché película romántica dirigida tal vez por el mejor director de Hollywood. Pero ¿sabes algo? actuar no es algo que este en mis planes al estar contigo, siento que puedo ser toda yo. Esa misma calle me propone el seguir caminando, quizás incluso bailar aquí mismo. No sé, contigo me siento en total armonía y la seguridad en mi misma es obvia. 
Los árboles gozan el darnos sombras distintas y apagar brillos para mostrar en "oscuridad" luz, mucha luz. Eso tan destellante que pueden irradiar tus ojos en un día de verano. Hablar fuerte y hablar bajo me parece espectacular, gritar que me gustas o susurrarte que muero por besarte, es un no se que, que produce otro que se yo en mi ser. ¿Puedo sentirme asi de bien todo el tiempo? Que tu presencia sea permanente, que tu amor sea cada vez más cálido, que los momentos sean bonitos, que los recuerdos incluyan melodiosas notas de música, que tú y yo seamos eternos.

No sé, me siento romántica. 

domingo, 13 de abril de 2014

Y bien.

Eramos como ese aroma que queda prendido en el aire, sin la presencia de la persona, claro.
El recuerdo de que alguna vez estuviste ahí esta, existe, lo recuerdo bien.
Tan bien que tal vez aun me incomoda tu ausencia.
No lo suficiente, no lo malinterpretes.
Aprendí a apreciar el aire luego de todo esto de una manera totalmente distinta.
Encontré algo más allá de lo que era.
Gracias a ti quizás logre dar pasos ciegos mucho antes de que me atreviera a hacerlo por mi misma.
No sé, sentir tu esmero en hacerme crecer se sentía bastante bien.
Pero ¿qué? habían pasado ciertos eventos y sucesos pero ya te habías marchado.
No te culpo, de verdad.
La verdad te agradezco todo, tu falta de sueño, tus risas constantes, tus mensajes, tus abrazos, tu amistad por sobre todo.
Es estupido solo escribir y no hablar, pero no soy buena hablando. Si escuchando.
Aunque se que no hay nada que quisiera escuchar en este momento, no lo tengo claro, ni determinado.
Tampoco sabría que decir.
Bien, el aroma de tu ausencia se sentía cálido pero jamas pesado, tenia un trasfondo un tanto melancólico pero estaba bien.
Estoy bien.
Estas bien.
Bien.
Ya no hay más que escribir, ni decir, ni nada. No hay nada.

viernes, 11 de abril de 2014

Nada importaba.

¿Qué iba a pensar la gente? O sea, no era algo normal o algo muy convencional. El sentirnos llenos con la voz del otro pero, que esa voz fuera emitida no por el aire, si no, por una de esas video-llamadas que resultaban ser el único medio alcanzable para poder sentirnos mas cerca el uno del otro. 
La gente decía: ¡wow! él es de Ámsterdam y tú una chilena ¿como lo hacen? ¿Cómo se conocieron? 
El turismo siempre fue mi pasión y Ámsterdam para mi era un sueño, un sueño que estaba a pocos meses de alcanzar, jamás pensé que dentro de ese sueño estuviera oculto uno mucho mayor, uno que llevaba una liviana barba, un curioso acento, manos grandes y ojos color café late. Tardaron solo 5 días para que yo me enamorara perdidamente de ti y que tu me pidieras que fuera tu novia, idea loca, hasta ahora lo pienso pero sin duda la mejor. Nos unía una lengua ajena, ni tuya, ni mía, el ingles que manejábamos con torpeza pero que nos permitía al menos no sentirnos como dos extraterrestres con muchos sentimientos dentro. Dejar esa tierra de ensueño y dejar al hombre que me quitaba el sueño fue tal vez la cosa mas difícil que haya tenido que hacer en mi vida, incluso mas que decidir que carrera escoger y romperle el corazón a mi madre al no seguir esa vida de doctora que deseaba para mi. No se, no entiendo. Jamás entendí porque siempre en las despedidas el cielo acompaña a mis sentimientos, hace la escena perfecta, un cliché ridículo. El aeropuerto me pareció el lugar mas solitario a pesar que estuviera atestado de gente luego de darte ese ultimo abrazo, ese ultimo beso y escuchar ese: See you later, love you. 
Un largo y doloroso viaje donde solo dormir gracias a unas pastillas logro que no pensara en ti, al menos eso creí, soñé contigo cada hora. 
¿Que importaba lo que la gente pensara? Era mi historia de amor, era nuestro sueño secreto mejor guardado, era ese café de media tarde que tanto nos encantaba, solo a nosotros dos. Dos, dos, dos, solo dos. Las horas de diferencia siempre jugaban en contra, pero no importaba, deseaba esas ojeras de amor bajo mis verdes ojos. Deseaba verte a pesar que el tocar la pantalla de mi computador fuera mas frió que el hueco junto a mi y tu soledad llenándolo por completo. Solíamos llorar, llorar en silencio, me decías lo angustiado que te sentías por no poder secar cada lagrima. Reíamos a veces sin parar de ciertas cosas sin sentido, o incluso quedarnos profundamente dormidos. 
Era nuestro mundo, nuestra historia de amor, un tanto incomprendida, jamás apoyada pero por sobre todo la más atestada de comentarios, chismes y consejos mal intencionados. Yo me mantenía firme a tus promesas y tu abrazabas cada una de las mías. Encontrarnos en un punto medio de nuestras vidas, amarnos para toda la vida, demostrar que lo nuestro era mas que un amor de vacaciones o ¿que mas? una niñería, sí, así lo llamaban. 
Cuatro largos años pasaron y ahogada entre la distancia, la soledad y las ganas de verte. Amándote con cada fibra de mi cuerpo, deseando tocarte como si eso fuera a desatar vida eterna dentro de mi, te vi salir del abordaje del aeropuerto, jamás sentí las piernas tan firmes y frágiles al mismo tiempo en que me acompañaron en correr y saltar a tus brazos como por acción mecánica de querer sentir mi cuerpo junto al tuyo, en su encaje perfecto. Sentir tu aroma y llenarme de recuerdos, esa primera vez que te vi en ese café de lectura, en el que me pediste un lápiz. Y besarte ¡oh! ¿Podía morir y vivir al mismo tiempo? Sentía como todo mi cuerpo se elevaba, ignoraba la cantidad de gente que nos rodeaba y las lágrimas de felicidad plena y máxima me inundaban por completo. Cuatro largos años lo valía completamente, al menos si era para verte diez minutos, pero no... 
Nuestra historia de amor estaba escrita de una manera caótica, preciosa y perfecta, tanto así que junto a tu enorme maleta aterrizaba en mi país cientos de miles de tus cosas, y más de ellas próximas a llegar en unos días más. El sueño de verte cada mañana y abrazarte cada noche se había convertido como de princesa en realidad y vivir junto a ti de ahora en adelante fue el broche de oro a toda esta espera. 
¿Que importaría ahora que diría el resto? Nos tomarían como ejemplo de amor verdadero, falsos todos al no creer, al no tener la fe necesaria o el corazón tibio para creer que esto desde el comienzo funcionaba. 


Y esto escribo y escribo mientras lloro frente a la pantalla del monitor en una habitación oscura, me miras con angustia y te sigo redactando mis sueños. No estas aquí. Solo ha pasado un mes desde que te vi y nos enamoramos, solo ha pasado un mes desde que te espero con locura.