Yo no quiero hablar de ti, no quiero hablar de ti, no quiero hablar de ti.

sábado, 9 de mayo de 2015

Efímero.

Quedémonos tendidos, rendidos, disfrutando este momento. El silencio inunda nuestras miradas y a pesar de que todo parezca un sueño hay muchas palabras ahogándose en medio de los dos.
Mis manos se acomodan a tus formas, a cada milímetro de piel que protege tu rostro he destinado un roce distinto, grabarlo en mi memoria para siempre ha sido mi misión momentánea.
Contar tus pestañas, dibujar con los ojos cerrados la forma de tus cejas o sencillamente memorizar las lineas de tu mano, el tamaño de tus uñas, el ritmo de tu respiración.
Hay algo que se va guardando en las profundidades de mis pensamientos, allá donde los recuerdos son eternos, donde quizás incluso hay dolor oculto, tal vez muchas buenas memorias, fotografías mentales de momentos intactos que podría recrear si así fuera necesario, y finalmente ahí estas tu.
Junto con tu personalidad, tus manías, tus palabras, tus miradas, tus enojos, tu semblante, tu risa, tu desprecio, tu orgullo, tu amor, tu persona.
La cama se vuelve pequeña al verme tendida a tu lado, jamas me sentí aplastada por un momento pero esta era la primera vez. No había mucho que decir, ya nada podía cambiar ni dar marcha atrás, mi amor por ti era puro y tu locura por mi era cuerda dentro de todo lo que otros pudieran decir. Pero era necesario para ambas almas el encontrar el punto medio a todo esto y el destino marcado de que la separación inminente llegara a apartar dos reinos.
Rozando tus mejillas me percato de la sonrisa que tus labios forman y como un suspiro de mi corazón inunda el silencio que hasta ese momento se había vuelto tortuoso ¿como iba a poder sobre llevar todo esto? Solo quedaban minutos para que decidieras ponerte en pie, firme y marcharte dejándome como si jamas hubiera estado ahí.
Pero eso no sucedió, no te levantaste, no me ignoraste. Tus manos se adueñaron de mi cara y tu postura antes fría y lejana se acomodaba a mis formas y uniéndome hacia ti, atrayéndome como si fueras la luz que iluminara mi existencia, nuestros labios se unieron en un triste y romántico beso, que traía consigo esa gota de te voy a extrañar, fuiste lo mejor, y toda clase de frases cliché que no alegran el corazón pero si hacen mas miserable tu existencia. Fueron varios largos minutos de caricias con cuidado, de besos hasta el alma, y cortos los minutos en que me dejaste ahí, aferrada a una almohada, recordando los minutos anteriores cuando aun eras mio y yo aun podía decir con aires de grandeza que era tuya. La cama se hizo fría junto a mi, y mis mejillas también al verse llenas de amargas lagrimas que borran tus cálidas caricias.
Te recordare como nos mantuvimos prendidos en el aire de este momento efímero, ahí pegada a tu postura, unida a tus formas, enamorada de tu existencia.